En el último post que escribieron mis deditos, me despedía temporalmente de vosotros, queridos leyentes, porque me reclamaban mis pasiones falleras. Pues bien, he vuelto (no sé por cuanto tiempo hasta que no acaben estos febreros y marzos maravillosamente valencianos y falleros por los cuatro costados).
Hicimos nuestra Exaltación. Nuestras Falleras Mayores lucieron bellísimas. Dignas representantes de nuestra Falla. Sentimiento fallero en estado puro. Disfrutaron y compartieron cada segundo del espectáculo que se había preparado para ellas. Maravillosas.
Y aquí es donde quiero intentar explicaros lo que se siente al pergeñar un acto de este tipo y representarlo sobre un escenario.
Risas, nervios, gritos, gente moviéndose de arriba a bajo sin parar, micros, músicas, nudos en el estómago...... Personalmente, siempre me pasa lo mismo. La noche de antes duermo mal (y a eso hemos de añadirle los diecinueve días y quinientas noches en que el guión, los decorados, las músicas, ....etc se han instalado en tu cerebro para no dejarte tener un segundo de paz...). El día D, me levanto con el mismísimo ejército de los Diez Mil marchando a paso ligero de mi corazón a mis entrañas. Llegas al salón, la locura. Te desdoblas para hacer doscientas cosas a la vez. Oyes tu nombre repetido tantas veces en tan pocos segundos que empiezas a dudar de si llegarás viva al minuto siguiente. Se apagan las luces. Todo el mundo detrás de las cortinas. Comienza el espectáculo.
Y en ese preciso instante se esfuman todos los nervios, preocupaciones, tensiones e intentos vanos por tenerlo todo bajo control. En ese preciso instante, el acto me envuelve y se convierte en un ente con vida propia, y es él quién te lleva. Es él que te permite adentrarte en su interior y vivir su esencia.
Nosotros, durante meses, lo hemos engendrado, imaginado, escrito, ensayado y vuelto a ensayar. Hemos organizado lo que se ve y no se ve. Hemos implicado a todas las personas que forman parte del engranaje. Hemos reído, bailado, disfrutado y sudado cada segundo de su preparación. Pero como si fuera un parto, llegado el momento del alumbramiento, pasa a ser un ser independiente y con personalidad propia.
Personalmente, me sentí muy orgullosa, sobre todo, de las niñas. Fue una apuesta arriesgada, dejar caer el peso del acto más protocolario e importante de la vida de nuestra comisión en la infancia de la misma. pero como fiel reflejo de nuestros principios, las encargadas de la presentación vimos aceptada nuestra idea de implicar a los más jóvenes para que vayan aprendiendo lo que es ser y hacer falla desde el principio. Ellos son nuestro futuro, y hay que enseñarles y dejarles aprender desde nuestro presente. Todas estuvieron a la altura. Y lo mejor de todo, todas lo disfrutaron muchísimo, que era la idea.
Pero no me puedo olvidar de los mayores. Gracias familia por esa implicación, por esas horas robadas al sueño, por esos kilos de purpurinas que aún pululan por vuestras casas, por estar y por ser.
En cuanto a mi otro yo en esta insensatez, mi querida Lidia, gracias por estar tan loca como yo. Gracias por ese arte que tienes y por esas maravillosas ideas. Gracias por trabajar tanto y tan duro. Como me dijo alguien hace un par de días, es muy difícil innovar en actos tan encorsetados y tan medidos por el protocolo, y nosotros, un año más lo hemos conseguido.
Gracias una y mil veces a toda esa cantidad de personas que no han parado de darnos la enhorabuena desde el Domingo del show. Gracias por valorar la osadía (o inconsciencia) de cantar en directo. Gracias por entender su dificultad y su sentido.
Porque nuestra voz, mi voz, era la voz de mi Falla, de mi gente. Notas coordinadas y afinadas en una creencia, que el show siempre ha de continuar. El alma de un colectivo que cree con fuerza en que las Fallas son únicas y se merecen lo máximo de nosotros.
Gracias a Fredy Mercury por haber compuesto este himno que dice y significa tantas cosas y a la mítica Queen por haberle puesto melodía a un sentimiento.
Gracias por vuestros atronadores aplausos. Gracias por vuestros wasaps. Por vuestros mensajes en facebook. Por vuestros besos. Por vuestras sonrisas. Gracias por haber disfrutado de nuestro modo de vivir Valencia y sus fiestas.
Por todos vosotros, " I can fly, my friends".
