Como si de la Santísima Trinidad se tratase, yo tengo tres madres a las que venero, acudo y les debo mi ser y mi carácter: mi madre biológica, mi otra madre, la Virgen de los Desamparados y mi patria, Valencia.
Y no hay mayor orgullo para mi que poder escribir estas letras, pues cualquier dolor que me toque pagar en esta vida no será suficiente para pagar el regalo de haber recibido el privilegio de nacer en este santo pueblo.
Entiéndase por tanto, que respecto a mi sangre valenciana, al mare nostrum que refresca mi alma, al sol valentino que calienta mis humores y a la luna valenciana que observa mis desvelos, ni quiero, ni debo ni puedo ser objetiva, así que aviso desde ya, de que todo lo que escriba a partir de ahora estará "contaminado" por mi condición de valenciana de raíces, practicante y orgullosa de su casta y de sus antepasados.
Si alguien me pregunta qué cualidad valoro más en las personas, y a sensu contrario, qué no soporto ni perdono la falta de ello, es la lealtad.
Lealtad en mayúsculas. Lealtad absoluta. Lealtad completa y sin fisuras. A tu tierra, a tu familia, a tus amigos e incluso a tus enemigos. Puedo soportar, exculpar o perdonar cualquier falta, menos cualquier atentado contra la lealtad.
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la define como el "1. f. Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien.; 2. f. Amor o gratitud que muestran al hombre algunos animales, como el perro y el caballo.; 3. f. p. us. Legalidad, verdad, realidad." y el adjetivo en que deriva como "leal. (Del lat. legālis). 1. adj. Que guarda a alguien o algo la debida fidelidad.; 2. adj. Fidedigno, verídico y fiel, en el trato o en el desempeño de un oficio o cargo.; 3. adj. Dicho de una acción: Propia de una persona fiel.; 4. adj. Dicho de un animal doméstico, como el perro o el caballo: Que muestra al hombre cierta especie de amor, fidelidad y reconocimiento.; 5. adj. Dicho de una caballería: Que no es falsa."
Honor, amor, verdad, fidelidad, reconocimiento. Esas son las acciones que definen la lealtad. Características básicas en mi vida y en mi círculo.
Y una vez más, sin pensarlo, sin apenas darte cuenta, la vida te sorprende cuando te das de bruces con algo que has tenido frente a ti toda la vida, y que por obvio, has pasado por alto.
Como ya he dicho hasta ahora, soy y exijo lealtad. Y soy hija de Valencia. Y, ¿qué es Valencia?. Yo os lo diré: Valencia es DOBLEMENTE LEAL.
Por si hay algún despistado que no lo sepa, en el escudo de Valencia aparecen dos eles desde el siglo XIV, cuando Valencia empleó como divisa las propias armas reales, ya que, entre 1356 y 1365, los reyes Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón se enfrentaron en una cruenta guerra que tuvo su escenario principal en el Reino de Valencia, debido al interés del monarca aragonés de controlar el Reino de Murcia, y del rey castellano de incorporar el Reino de Valencia a sus tierras. Ciudades como Alicante estuvieron sitiadas durante varios años, y como premio a su valentía por resistir dos veces el asalto de los castellanos, y en reconocimiento a la resistencia opuesta por Valencia a Pedro el Cruel de Castilla durante la Guerra de los Dos Pedros, el rey Pedro el Ceremonioso concedió a la ciudad de Valencia las dos "L" de su escudo (doblemente leal), y a su bandera real se le concedió el derecho a utilizar en su escudo y bandera las armas reales de Aragón y la corona real. De este modo, el consejo municipal (Consell municipal) fijó la composición del escudo ya en el año 1377. Hasta el reinado de Pedro el Ceremonioso, la ciudad utilizó un escudo alusivo a su emplazamiento: “Una ciudad amurallada sobre olas”.
El escudo actual deriva de las armas reales de Aragón, aunque posteriormente se le han ido incorporando nuevos elementos, como el murciélago, una evolución de un guiverno, el cual aparece también en el escudo de la Generalidad Valenciana, y que se integró en el emblema de la ciudad en el año 1503. El murciélago ya se utilizaba en algunos casos y se asociaba a algunos mitos de la conquista de Valencia por Jaime I, aunque este no fue oficial hasta el siglo XVII. El último elemento que se incorporó al escudo se debe a Fernando VII, quién otorgó dos ramas de laurel como recompensa a la resistencia de la ciudad durante la Guerra del Francés (Guerra de la Independencia Española 1808-1814) ante el general francés Moncey .
En la actualidad el escudo tiene el siguiente blasonado: «En escudo losanjado, campo de oro con cuatro palos de gules, dos eles coronadas como tenantes y en la parte inferior dos ramas de laurel. Al timbre, corona real abierta surmontada de un murciélago, visto de frente y con las alas extendidas, de sable.»
Hasta aquí, tenemos que yo, adoradora infatigable de mi Valencia (nombre que le dio el cónsul Décimo Junio Bruto Galaico cuando en el año 138 a. C. licenció sus tropas de las campañas lusitanas y como recompensa a la gallardía y coraje de sus hombres les concedió tierras en el levante hispano, exactamente en una isla fluvial cerca de la desembocadura del río Turia (Turius o Tyris), que estaba estratégicamente ubicada en el mejor vado natural del río por donde pasaba la Vía Heraclea, conocida después como Vía Augusta. La nueva aldea, que recibió el nombre de Valentia Edetanorum pronto obtuvo el rango de colonia. El topónimo de «Valencia» deriva pues de estos términos latinos que pueden traducirse como 'Valor (o fuerza) en la tierra de los edetanos (recientemente se han encontrado restos arqueológicos de los siglos IV y III a.C. Estos restos son las referencias más antiguas de las que tenemos constancia y demuestran que ya antes de la fundación de la ciudad romana, en lo que hoy es la ciudad de Valencia y su huerta, ya existía actividad humana, como por ejemplo, la de las tribus edetanas), y se enmarca en la costumbre, ya practicada en Italia en el siglo II a. C., de fundar colonias con topónimos alegóricos de virtudes militares.), valoro la lealtad más que ninguna otra virtud. Igual que mi tierra. que es leal por partida doble. Y así consta en su escudo. Y así lo describe su historia.
Pero hay más. Como hemos sabido hasta ahora, es en el siglo XVII, cuando comienzan a aparecer en algunos escudos reales la figura del murciélago, popularmente conocido como Rat Penat. Y aunque la explicación más verosímil es su adopción en similitud con el dragón usado en la cimera como emblema personal por el monarca Pedro IV el Ceremonioso o del mismo Jaime I el Conquistador, existen numerosas leyendas que explican el porqué de la aparición del murciélago en el escudo, todas ellas relacionadas con el asedio de la ciudad por las tropas de nuestro Conquistador.
Por si hay algún despistado que no lo sepa, en el escudo de Valencia aparecen dos eles desde el siglo XIV, cuando Valencia empleó como divisa las propias armas reales, ya que, entre 1356 y 1365, los reyes Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón se enfrentaron en una cruenta guerra que tuvo su escenario principal en el Reino de Valencia, debido al interés del monarca aragonés de controlar el Reino de Murcia, y del rey castellano de incorporar el Reino de Valencia a sus tierras. Ciudades como Alicante estuvieron sitiadas durante varios años, y como premio a su valentía por resistir dos veces el asalto de los castellanos, y en reconocimiento a la resistencia opuesta por Valencia a Pedro el Cruel de Castilla durante la Guerra de los Dos Pedros, el rey Pedro el Ceremonioso concedió a la ciudad de Valencia las dos "L" de su escudo (doblemente leal), y a su bandera real se le concedió el derecho a utilizar en su escudo y bandera las armas reales de Aragón y la corona real. De este modo, el consejo municipal (Consell municipal) fijó la composición del escudo ya en el año 1377. Hasta el reinado de Pedro el Ceremonioso, la ciudad utilizó un escudo alusivo a su emplazamiento: “Una ciudad amurallada sobre olas”.
El escudo actual deriva de las armas reales de Aragón, aunque posteriormente se le han ido incorporando nuevos elementos, como el murciélago, una evolución de un guiverno, el cual aparece también en el escudo de la Generalidad Valenciana, y que se integró en el emblema de la ciudad en el año 1503. El murciélago ya se utilizaba en algunos casos y se asociaba a algunos mitos de la conquista de Valencia por Jaime I, aunque este no fue oficial hasta el siglo XVII. El último elemento que se incorporó al escudo se debe a Fernando VII, quién otorgó dos ramas de laurel como recompensa a la resistencia de la ciudad durante la Guerra del Francés (Guerra de la Independencia Española 1808-1814) ante el general francés Moncey .
En la actualidad el escudo tiene el siguiente blasonado: «En escudo losanjado, campo de oro con cuatro palos de gules, dos eles coronadas como tenantes y en la parte inferior dos ramas de laurel. Al timbre, corona real abierta surmontada de un murciélago, visto de frente y con las alas extendidas, de sable.»
Hasta aquí, tenemos que yo, adoradora infatigable de mi Valencia (nombre que le dio el cónsul Décimo Junio Bruto Galaico cuando en el año 138 a. C. licenció sus tropas de las campañas lusitanas y como recompensa a la gallardía y coraje de sus hombres les concedió tierras en el levante hispano, exactamente en una isla fluvial cerca de la desembocadura del río Turia (Turius o Tyris), que estaba estratégicamente ubicada en el mejor vado natural del río por donde pasaba la Vía Heraclea, conocida después como Vía Augusta. La nueva aldea, que recibió el nombre de Valentia Edetanorum pronto obtuvo el rango de colonia. El topónimo de «Valencia» deriva pues de estos términos latinos que pueden traducirse como 'Valor (o fuerza) en la tierra de los edetanos (recientemente se han encontrado restos arqueológicos de los siglos IV y III a.C. Estos restos son las referencias más antiguas de las que tenemos constancia y demuestran que ya antes de la fundación de la ciudad romana, en lo que hoy es la ciudad de Valencia y su huerta, ya existía actividad humana, como por ejemplo, la de las tribus edetanas), y se enmarca en la costumbre, ya practicada en Italia en el siglo II a. C., de fundar colonias con topónimos alegóricos de virtudes militares.), valoro la lealtad más que ninguna otra virtud. Igual que mi tierra. que es leal por partida doble. Y así consta en su escudo. Y así lo describe su historia.
Pero hay más. Como hemos sabido hasta ahora, es en el siglo XVII, cuando comienzan a aparecer en algunos escudos reales la figura del murciélago, popularmente conocido como Rat Penat. Y aunque la explicación más verosímil es su adopción en similitud con el dragón usado en la cimera como emblema personal por el monarca Pedro IV el Ceremonioso o del mismo Jaime I el Conquistador, existen numerosas leyendas que explican el porqué de la aparición del murciélago en el escudo, todas ellas relacionadas con el asedio de la ciudad por las tropas de nuestro Conquistador.
Así, dice la leyenda que el rey Jaume I estaba acampado en las cercanías de Valencia en su intento de arrebatar el control de la ciudad a los moros. La ciudad estaba sitiada por las tropas catalanas y aragonesas.
Una noche, dormía el ejército cristiano tranquilo y confiado cuando se oyó un sonido muy extraño en las proximidades de la tienda del mismo rey. Un soldado que oyó el misterioso ruido corrió a despertar al rey que de inmediato dio la orden de que estuvieran todos alertas y vigilantes. Fue entonces cuando alguien descubrió que el ejército moro se hallaba muy cerca del campamento, emprendiendo un ataque sorpresa contra las tropas de Jaume I. Rápidamente, tomaron todos los soldados las armas para presentar la batalla al ejército moro. La lucha fue terrible, los moros sufrieron un número elevado de bajas que les obligaron a retirarse. El ataque sorpresa, casi a la desesperada había sido rechazado. Al acabar la batalla, se quiso saber el origen de aquel misterioso sonido que había puesto en guardia al ejército cristiano cuando descubrieron que había sido un murciélago, el que había estado golpeándose a sí mismo en un tambor y tirando al suelo algunas armas que habían provocando el misterioso estruendo que habían escuchando en mitad de la noche. En agradecimiento al murciélago, Jaume I hizo poner al murciélago en la parte más alta del escudo de la ciudad de Valencia.
El murciélago. Animalejo extraño, pequeño e incomprendido por la mayoría. Algunas especies son solitarias, pero otras, como el murciélago cola de ratón, forman colonias de entre 20 y hasta 50 millones de individuos en algunas cuevas de Texas y el noroeste de Estados Unidos. Otros,
Una noche, dormía el ejército cristiano tranquilo y confiado cuando se oyó un sonido muy extraño en las proximidades de la tienda del mismo rey. Un soldado que oyó el misterioso ruido corrió a despertar al rey que de inmediato dio la orden de que estuvieran todos alertas y vigilantes. Fue entonces cuando alguien descubrió que el ejército moro se hallaba muy cerca del campamento, emprendiendo un ataque sorpresa contra las tropas de Jaume I. Rápidamente, tomaron todos los soldados las armas para presentar la batalla al ejército moro. La lucha fue terrible, los moros sufrieron un número elevado de bajas que les obligaron a retirarse. El ataque sorpresa, casi a la desesperada había sido rechazado. Al acabar la batalla, se quiso saber el origen de aquel misterioso sonido que había puesto en guardia al ejército cristiano cuando descubrieron que había sido un murciélago, el que había estado golpeándose a sí mismo en un tambor y tirando al suelo algunas armas que habían provocando el misterioso estruendo que habían escuchando en mitad de la noche. En agradecimiento al murciélago, Jaume I hizo poner al murciélago en la parte más alta del escudo de la ciudad de Valencia.
El murciélago. Animalejo extraño, pequeño e incomprendido por la mayoría. Algunas especies son solitarias, pero otras, como el murciélago cola de ratón, forman colonias de entre 20 y hasta 50 millones de individuos en algunas cuevas de Texas y el noroeste de Estados Unidos. Otros,
se unen en grupos numerosos en uno o varios árboles. Muchos murciélagos tropicales mantienen y defienden pequeños «harenes» de hembras. Incluso alguna de sus especies son monógamas y, en estos casos, el macho, la hembra y su descendencia viven juntos en grupos familiares y los machos pueden colaborar en la protección y alimentación de los jóvenes. De la misma manera, las especies de zonas templadas forman generalmente colonias de maternidad, una especie de guarderías integradas casi exclusivamente por hembras adultas con la intención de que estos hacinamientos reduzcan la pérdida de calor y el gasto energético de cada individuo.
El murciélago. Animalejo extraño, pequeño, con carácter e incomprendido por la mayoría. Pero leal con los suyos. Y parte del escudo de mi tierra. Y de mis grandes referentes. Mi falla, Lo Rat Penat, ....etc.
Honor, amor, verdad, fidelidad, reconocimiento, animal extraño, pequeño, con muucho carácter e incomprendida por muchos. Esa es mi tierra. Y esa soy yo.
Y no creo en las casualidades.