Y antes de continuar escribiendo, me veo en la obligación de reconocer que tardé demasiado en conocerlo y seguirlo. Mea culpa. Durante años, me limité a "echar una ojeada" dominguera a su columna semanal, auto imponiéndome una especie de censura que me impedía leer completamente sus palabras poniendo como excusa que utilizaba demasiados tacos. "Un buen escritor no necesita emplear un lenguaje vulgar para escribir", decía yo. ¡Qué inocente!. Los aguijonazos de la vida, con el tiempo, me enseñaron que no existe eufemismo que valga para llamar a un hijo de puta. Si lo es, ese es su nombre. No hay más. En cualquier caso, ese (no haberlo leído durante tanto tiempo) será uno de los errores sobre los que tendré que responder el día de mi juicio final. Y sin duda, pesará demasiado en el platillo de mis faltas. A cambio, y a modo de redención, presentaré orgullosa que una vez "descubierto", no perdí el tiempo, y he sido capaz de echarme al coleto un 80% de sus apasionantes criaturas. Ea.
Pero, como siempre, me enredo en mis propias redes y no voy al grano, al asunto, al meollo de lo que quiero contar. Así que voy allá, antes de que me dé otro brote moral-filosófico.
La mención al maestro se justifica porque uno de estos días pasados, leí su último artículo. "La Laureada de Alcántara" (XLSemanal - 18/6/2012): "A veces se hace justicia, aunque sea tardía. Aunque sólo sirva para conmover las entrañas de los pocos que aún recuerdan. Es cierto que el ondear de banderas tiene algo de sospechoso, pues entre los pliegues de éstas, sin distinción de colores, suele esconderse mucho hijo de puta. Tampoco quienes conceden o reciben medallas son siempre de limpia ejecutoria. Pero a veces hay excepciones; momentos en los que las cosas se hacen como es debido. Y éste es uno de esos momentos. Noventa y un años después del desastre de Annual de 1921, donde 8.000 soldados españoles fueron exterminados por la estupidez de un rey, la venalidad de los políticos -nada hay nuevo bajo el sol-, la incompetencia de los generales y la desvergüenza de numerosos jefes y oficiales, el gobierno español ha concedido la Laureada de San Fernando, con carácter colectivo, al regimiento de caballería Alcántara, que se sacrificó casi en su totalidad para proteger la retirada de sus compañeros. La Laureada es la máxima condecoración militar española, y se obtiene por acciones extraordinarias en combate. Por aquella jornada, el jefe del regimiento recibió a título póstumo la Laureada individual; pero la tropa, como de costumbre, fue olvidada. Ninguno de los intentos posteriores por honrar su memoria tuvo éxito. Políticos y espadones de diversa ideología, desde el general Franco a la ministra Chacón, coincidieron en no querer remover aquello. Pero al fin, para satisfacción de los nietos y bisnietos de esos hombres, se repara la vergüenza.[...]" Así comienza el artículo y en él nos explica cómo "un regimiento de caballería que todavía se encuentra intacto y bien mandado, el Alcántara nº 14. [...] se encarga de garantizar la retirada del resto de tropas bajo la amenaza de su teniente coronel de que «Si no lo hacemos, vuestras madres, vuestras mujeres, vuestras novias, dirán que somos unos cobardes. Vamos a demostrar que no lo somos».Y no lo fueron. Siete veces cargó Alcántara monte arriba y sable en mano, reagrupándose tras cada carga, cada vez menos hombres, más heridos, exhaustos y sedientos jinetes y caballos, una y otra vez bajo la granizada de balas enemigas, entre las zarzas y parapetos rifeños, tan diezmados y agotados al final que la última carga, octava del día, hubo que darla con los caballos al paso, pues ya no podían ni trotar; y aún después se continuó ladera arriba, a pie, combatiendo al arma blanca.[...]"
Como acostumbro, una vez finalizada su lectura completa, lo compartí en el muro que tengo en propiedad (mientras Mark Zuckerberg no quiera decir nada en contra....) en el maravilloso mundo del "caralibro" (facebook ... por si no lo pilláis), haciendo el siguiente comentario: "Y en qué mierdas de españoles nos hemos convertido ahora!!!" que fue contestado de forma inteligente (como es él), por mi amigo Oscar García del siguiente modo: "Ahora sería al grito de "maricón el último".. y todos corriendo.. unos echando al culpa al que no previó esto y los otros echando la culpa al que está ahora porque no lo hace... pero todos huyendo o matándose entre ellos mientras los moros se sientan a ver como entre nosotros les hacemos el trabajo sucio..." Y por Dios que tiene razón mi amigo.
Y es que los españoles nos hemos vuelto una suerte de bienquedas acomplejados, más papistas que el Papa con un desconocimiento supino de nuestra historia y nuestras raíces.
Y es que en España hubo un tiempo en que no se ponía el Sol. Y en aquel tiempo, según Don Diego Alatriste y Tenorio "un soldado español con una espada en la mano, era lo más parecido al infierno" (conste que cito de memoria, y ésta, debido a la edad, ya no me permite recordar con total nitidez las citas con las que tropiezo durante mis lecturas). Las tropas españolas eran conocidas y temidas en todo el mundo por su valentía rayana en la inconsciencia. Eran pobres como ratas, incultos y zafios, pero tenían algo que las generaciones de hoy en día desconocen: el sentimiento por su Patria. Si te los tropezabas en una esquina maloliente al salir de una taberna de la peor reputación, podías confundirlos con la chusma más baja de cualquier sociedad. Pero en un campo de batalla....... en un campo de batalla eran capaces de morir matando, y cual Cid Campeador, incluso de vencer después de muertos.
Pero ahora eso no se enseña. Esas historias no se cuentan en las escuelas. Atendiendo a no sé que universal aura de paz y amor, es políticamente incorrecto ahondar en períodos de nuestra historia plagados de conquistas, sangre, guerras y muerte. Y así nos va.
Querer ocultar que el mundo se fraguó a través de luchas intestinas, batallas sangrientas, las más de las veces convertidas en brutales carnicerías, traiciones, alianzas imposibles, ambiciones y genocidios indecentes, es querer tapar el Sol con un dedo. Además, hurtando esa parte de la Historia, negamos también el conocimiento de personalidades como las de Alejandro de Macedonia, Escipión, Aníbal Barca, Trajano, ......y tantos y tantos otros de los que podemos aprender verdaderos valores como los de la inteligencia, el valor y la determinación. Pero eso no, oiga. Que no está bien visto.
Y de esos polvos, viene estos lodos. De esta manera es imposible sentir orgullo por una tierra y unos hombres que escribieron no sólo nuestra historia, sino la Historia Universal. Porque España fue grande. La más grande. Con errores. Con abusos. Con guerras. Pero lo fue. Y los españoles fuimos respetados un día. Y no por miedo o por dinero. Sino por nuestros cojones.
Pero ahora sólo somos capaces de sacar nuestra bandera cuando juega la selección de fútbol. Y con reservas, eh. No vaya a ser que te tachen de facha.
Confieso aquí que atesoro un profundísima envidia (y sin el intento de suavización buscado con el sufijo "sana") a los norteamericanos y a su costumbre de pleitesía sincera a su bandera. Pueden existir millones de casas. Hasta que su insignia no ondea en su puerta, no es posible llamarlo hogar. Y nadie osaría hacer lo contrario. Pues el convencimiento y el conocimiento de que su bandera representa a su país va grabado a fuego en su sangre. Más allá de toda duda. Más allá de políticas o de colores. Por encima de todo y de todos. Porque lo han mamao.
En este país nuestro, no. Aquí no se mama otra cosa que el clientelismo y el peloteo, la cobardía y la estupidez. Si ahora un mando militar osa decirle a su tropa en medio de un fuego cruzado que respondan por su bandera, por su patria, por su Rey y para que sus mujeres estén orgullosas de ellos, indefectiblemente es denunciado por las dos militares que hay en el frente, por sindicatos, partidos políticos, defensores del pueblo y por la "asociación de aburridos sin fronteras de Fairi de arriba" por haber entrado en guerra, por discriminador y por facha. Y si se pierde la plaza, .... eso que importa ..... daños colaterales de la actual "estupidización" colectiva. Supongo.
Manda huevos.