Como todos mis queridos lectores han podido comprobar, y mi gente sabe de buena tinta, una parte muy importante de lo que soy, cómo siento, y en qué pienso, viene dada por mis raíces. Dios me bendijo con la dicha de nacer en este bendito trozo de tierra, sin duda, lo más parecido que existe en todo el planeta a la corte celestial. Valencia corre por mis venas con una fuerza inexorable, y por eso, porque yo soy Valencia, alimento mi espíritu con sus olores, con sus sabores con su cultura y con su historia.
La mayor parte de los mortales hemos crecido con momentos en que nuestras madres nos abrazan y arrullan relatándonos anécdotas e instantes de su vida, circunstancias que atesoramos como una parte importante de la asimilación de nuestras madres y su conocimiento a nuestro propio ser.
Pues bien, Valencia también es mi madre, y por eso siempre he tenido la necesidad de que me cuente sus historias. Y por eso siempre he bebido, buscado, indagado, investigado, rastreado y leído todo documento, libro o artículo de su historia que he sido capaz de encontrar. Y ete aquí, que en ese proceso de conocimiento profundo de mis orígenes me he tropezado con hirientes mentiras.
Desde mi más tierna infancia, mis libros de texto dedicados a guiarme por los entresijos de mi lengua, han contenido extrañas teorías y nomenclaturas. Siempre recordaré que desde que tengo recuerdos, lo primero que hacía en ese momento curioso y nervioso en que los libros del nuevo curso caían en mis manos era buscar el libro de Valenciano, abrirlo y ojearlo ansiosa con la esperanza de encontrarme con algo distinto. Pero no. Indefectiblemente, año tras año, me encontraba con el maldito y falso mapa de unos inexistentes "països catalans" con el que me clavaban una aguja más en el orgullo y pegaban otro estirón de mi dignidad y mi integridad.
A lo largo de toda mi vida de estudiante he tenido que vérmelas con ficticias coronas "catalano-aragonesas", con adulteradas versiones de la Reconquista valenciana y con amañados recuentos de hablantes de mi lengua. Y la excusa para todo ello era que eso es lo que los "científicos" de la lengua sostienen. Pues bien, intoxicados y falsos eruditos de mentes y espíritus colonizados, allá va mi versión. Por fin, después de años de leer y vomitar, de escuchar y devolver y de estudiar para olvidar (aunque no crean, que mis profes de "valenciano" y yo nos las hemos tenido tiesas toda la vida.....), es mi momento. Hoy soy yo la que va a instruir sobre su verdad, verdad que no he inventado yo. Afortunadamente, el mundo y la vida siempre dispondrá de personas que se cuestionen toda tesis oficial, de gente que dedique su tiempo y sus esfuerzos en investigar otras posibilidades. De ellos es el mérito de lo que expondré aquí y no mío. Yo solo tuve la suerte de encontrarme sus conclusiones en mi camino, y así, poder hacerme una composición de lugar que a todas luces me parece más objetiva y creíble.
Aquellos que defienden que lo que yo, valenciana, nacida en Valencia, de padre valenciano, de abuelos valencianos, de bisabuelos valencianos, de ......, hablo es catalán, lo hacen basándose en una teoría según ellos irrefutable: la repoblación de Valencia por catalanes tras la Reconquista del Rey Jaume I. Según "esos", los nobles catalanes que se trasladaron a nuestras tierras a vivir, nos trajeron en la misma bolsa en que viajaban sus Biblias, una nueva lengua. Bien. Veamos pues si eso es posible.
Tras la Guerra Santa que dio lugar a la Reconquista de Valencia, su reorganización bajo dominio cristiano resultó bastante difícil. Surgieron inmediatamente dos problemas planteados por los antiguos pobladores (musulmanes, muladíes y mozárabes) y por el reparto de las tierras, que habían quedado vacías, entre los cristianos que habían participado en la conquista . Poco después de la victoria cristiana encontramos dos posturas: la eclesiástica, encabezada por el obispo valenciano Arnaldo de Peralta (1243-1248) que fue un acérrimo defensor de la expulsión de todos los mudéjares, de acuerdo con la mentalidad pontificia que recogió en su carta al Papa Clemente IV (1266), cuando escribía a Jaime I para urgirle la expulsión de los mudéjares de sus reinos, y la postura de los nobles, que veían en la expulsión una mengua de sus intereses.
El rey cristiano optó por asegurarse la supervivencia de sus nuevos territorios y dio una serie de estatutos especiales para los musulmanes que quisieran quedarse en distinta poblaciones valencianas. El 1277 el rey Pedro III repoblaba Serra con musulmanes y, poco después, autorizaba a vivir en la morería de Valencia a cuantos musulmanes quisieran ir allí y en 1279 invitaba a todos los sarracenos de la frontera de Castilla que se trasladasen a poblar Villarreal. Las revueltas de los mudéjares de Valencia contra Jaime I fueron frecuentes pero fácilmente sometidas. De esta manera, la Historia acepta la cifra de alrededor de doscientas mil personas las que permanecieron en casa.
Comprobamos pues que aunque es muy difícil fijar el número de pobladores musulmanes que se quedaron en el Reino de Valencia después de la conquista, es un hecho documentado, contrastado y verificado que Valencia y sus tierras no se convirtieron en un desierto tras la entradas de las hordas cristianas. Como en todas las guerras, hubo desplazados, muertos y presos, pero no un éxodo completo.
Si queremos ponerle una cifra a esos musulmanes que permanecieron, la que es oficialmente aceptada nos habla de unos 200.000. Pero sigamos.
El rey Conquistador había prometido en las Cortes de Monzón dar dos yugadas de tierra y una casa a cada peón que interviniese en la conquista de Valencia y el doble a los caballeros. Claro que todo estaba condicionado a que la conquista fuera efectiva. El éxito fue muy grande pero a la hora de materializar el reparto resultó que el rey habia repartido más tierras de las que había conquistado por lo que decidió dar tierras tan solo a aquellos que se “avehinasen” (quedase a vivir) en Valencia.
Y aquí es donde entra en escena el venerable "LLibre del Repartiment" (1237) y “els Libres de Avehinaments” (1357 y sucesivos). Para los que no lo sepan, el Llibre del Repartiment es un libro donde los escribas del Rey registran meticulosamente las promesas de donación de casas o terrenos hechas por Jaime I a aragoneses, catalanes, navarros, ingleses, húngaros, italianos y franceses, es decir a todos los que participaron en la cruzada que fue la conquista de Valencia cuando ésta hubiera finalizado. Así, el 7 de julio de 1237 los notarios del rey comenzaron a anotar en el libro primero del “Repartiment” (el completo consta de tres tomos) el nombre de la persona que asistía al asedio de Valencia y el número de casas y yugadas de tierra que se le ofrecía. Una vez conquistada la ciudad, se llevaron a efecto las donaciones y los notarios del rey extendieron los documentos correspondientes, muchos de los cuales se conservan. Y, en cuanto el título de propiedad se extendía , los escribas del rey cancelaban la promesa escrita con unas señales. "Els Libres de Avehinaments”, como su propio nombre indica, recogieron los nombres de los que realmente se quedaron a vivir en las tierras conquistadas.
Tras la lectura de todos estos documentos, queda demostrado que los repobladores solamente fueron unos pocos miles y por tanto, aumento de la población del reino de Valencia no llegó a un 5% con la inmigración aragonesa y catalana. Pero, ¿cómo se dividió ésta entre ellos?.
Pues bien, En el año 1972 el profesor Ubieto hizo un estudio contrastivo de los nombres aparecidos en “el Libre de Repartiment” con los nombres de las personas que constan en los “Libres de Avehinaments” (siglo XIV y sucesivos) donde están los documentos de avecindamiento de cuanto quisieron adquirir la vecindad valenciana tras la conquista obteniéndose los siguientes porcentajes:
Entre 1387-1396: 1´2 % de la población eran nombres catalanes
Entre 1401-1450: 4´23 % de la población eran nombres catalanes
Entre 1450-1475: 2´5 % de la población eran nombres catalanes
Así, entre 1401-1450, el porcentaje es de 4´23 %, y para 1475 el porcentaje de catalanes es el 2´5 %. Porque, como afirma el profesor Ubieto en su libro: “Hay una constante histórica interesante : la inmigración catalana en Valencia ha sido siempre, desde el siglo XIII, una de las menos numerosas proprcionalmente” (“La inmigración en la Valencia Medieval” Temas valencianos. ANUBAR. 1972).
Por todo lo dicho, la existencia de una “parla romanç” autóctona, procedente del rompimiento del latín y enriquecida con numerosos préstamos lingüísticos procedentes de las distintas invasiones anteriores a la conquista del Reino de Valencia, y por tanto la imposibilidad real de que apenas un 4 % de la población impusiera un idioma nuevo, ha quedado sobradamente demostrada.
De momento, hemos probado, que cuanto menos, catalán y valenciano son coetáneos, y no sucesorios, pero entonces, ¿por qué los "científicos" siguen llamando a mi lengua catalán? A todas luces, esto es una locura, pero por si faltaban elementos dementes ante esta irritante manía, estudiemos ahora los que la lingüística considera de una lengua o idioma.
La teoría nos dice que:
"una lengua es un sistema de signos (palabras) y de reglas para su comunicación utilizadas por una comunidad; convencionalmente una lengua es un idioma.
Para ser considerado lengua, una manifestación idiomática tiene que presentar las siguientes características: 1ª. Contar con un modelo lingüístico propio, reconocido por todos sus habitantes y considerado modelo ideal por los más cultos (Real Academia de la Lengua, en el caso del español). Esto quiere decir que se diferencia de otras lenguas porque tiene una gramática, un vocabulario y unas reglas propias. 2ª. Tiene escritura 3ª. Es el vehículo ideal de transmisión de la cultura 4ª. Ha desarrollado tradición literaria" Hagámos especial hincapie en la cuarta característica. Tradición literaria.
Mis queridos lectores saben bien lo que pienso de la peligrosidad de considerar a wikipedia como una verdadera enciclopedia, pero esta vez, y sin que sirva de precedentes, obviaremos las dudas de la "cientificidad" de la sabelotodo de la red y, en aras de simplificar la explicación, la tomaremos como referencia. Valencia tiene una tradición literaria. Su máximo esplendor: el Siglo de Oro de las Letras Valencianas.
Wikipedia lo define así:
"El Siglo de Oro valenciano o Siglo de Oro de las Letras Valencianas, corresponde a un periodo histórico que abarca prácticamente todo el siglo XV.
Considerándose un gran movimiento cultural, abarca todas las ciencias de la época y aporta las mejores obras literarias en valenciano escritas en el reino de Valencia. La inmensa mayoría de grandes escritores de esta época son valencianos o escriben en valenciano. Este gran resurgir del Reino de Valencia se finalizará con el descubrimiento de América, la corona de Aragón junto con la corona de Castilla aplicará todos sus recursos en esa gran empresa. Otro importante factor será la inquisición, que produce la huida de gran número de intelectuales, así como de comerciantes, y orfebres.
Para comprender realmente este movimiento es fundamental comprender el entorno, ya que cualquier movimiento cultural si bien puede nacer de un cambio, necesita cierta estabilidad para su crecimiento.
Situación socio-política
Primero sería interesante saber que en estas tierras ya estaba sembrada la semilla, aunque ésta venía desde otra cultura, la árabe. Como Taifa Balansiya, se introdujo por primera vez en el mundo occidental el papel, así como multitud de ciencias. También se tradujeron multitud de textos, tanto de la lengua árabe, como de las lenguas romances, y del idioma hebreo.
Tras la muerte de Martín el Humano y la ausencia de un sucesor directo, siguen unos años de inestabilidad. Valencia hasta el momento había disfrutado de entidad propia y era administrada por autoridades públicas, jueces y tribunales, anteponiéndose estos al derecho de señores y nobles.
Las ambiciones de los nobles aragoneses y señores catalanes, que de nuevo se ven con posibilidades de extender sus señoríos y ampliar sus dominios personales, revocando los derechos conseguidos por el pueblo valenciano establecidos desde Jaime I. Con el Compromiso de Caspe (1412), se consiguen frenar esas ambiciones, ya que es elegido como sucesor Fernando I de Aragón, de la casa deTrastámara. Esta casa se distingue por su vinculación a la burguesía, limitando el poder de los nobles. Con el reinado de Alfonso el Magnánimo (1416-1458), la Corona de Aragón, y su cierta pacificación con Castilla, comienza una política exterior expansiva por el Mediterráneo.
Los conflictos en los Condados catalanes y en el Reino de Aragón hacen que la burguesía huya de las ciudades al campo o al Reino de Valencia, donde no se dan los estos problemas. Barcelona entraría en franca decadencia y por el contrario la ciudad de Valencia creció hasta alcanzar los 75.000 habitantes a mediados de siglo, por lo que era la segunda ciudad más grande de la península tras la Granadanazarí. La capital valenciana era el centro económico, político y social de la Corona de Aragón y de ahí el florecimiento intelectual que la convirtió en un foco literario de importancia. Hay que destacar que el Siglo de Oro es un fenómeno exclusivo de la capital del Turia ya que no tuvo paralelismo en las otras ciudades importantes del Reino de Valencia.
También cabría destacar la convivencia de diferentes culturas, creando corrientes humanísticas muy importantes. Muchas de las ideas humanistas se extendieron por Italia y Europa, al igual que los éxitos militares conseguidos por la Corona de Aragón.
[editar]Hechos relevantes
El primer libro impreso en España se realizó en Valencia. Esto denota un gran impulso sobre las obras escritas. Esta obra se titula Obres o trobes en lahors de la Verge Maria impreso en el año 1474."
Sus máximos exponentes, autores tan reconocidos como Jordi de Sant Jordi, Ausias March, Joanot Martorell, Joan Roiç de Corella, Jaume Roig o Sor Isabel de Villena.
¿Habéis intentado buscar información sobre un Siglo de Oro de la Literatura Catalana?. No os canséis. No hay. No existe. Nunca se ha dado (porque la usurpación hecha por la Generalitat de Cataluña de la Valenciana no cuenta. Eso es trampita, oiga...)
Entonces, si según hemos visto y demostrado, es un hecho que en el territorio valenciano ya se hablaba una lengua romance antes de la Reconquista, si es absolutamente imposible que el porcentaje infímo de catalanes que repoblaron este Reino tras ella nos regalaran su cambiaran la lengua,y si la única lengua que ha desarrollado una tradición literaria, requisito imprescindible para considerar un idioma como tal, ha sido la valenciana, ¿cómo es posible que haya personajes que sigan enarbolando la excusa de los "científicos" para mentir sobre mi lengua?.
Yo se lo diré. Intereses, megalomanía y política catalana. Cuando uno no tiene hitos de los que sentirse orgulloso, es más fácil robárselos a los vecinos. Y ese es el proceder de los vecinos gobernantes del norte desde hace demasiados años. La pena: los valencianos que se venden a sus tesis y los pobres que, sin ser de espíritus críticos, las aceptan como verdades absolutas por el simple hecho de que venía así escrito en sus libros de la escuela.
Aún así, la verdad subsiste. La ciencia también miente. En un mundo de mentirosos y mentiras, ella no iba a ser la excepción.
Y gracias a los cielos, aún quedan unos cuantos locos como yo, capaces de desafiar al sistema y proclamar con toda la firmeza, la objetividad, la furia y por la madre que nos parió, que mi madre (Valencia), mis hermanos y yo, sólo sabemos hablar una cosa: VALENCIANO.
Y a mucha honra.